Tratándose
de un Blog
cuyos lectores adhieren a las ideas cooperativas y participan de
algún modo en la práctica del Cooperativismo, parece innecesario
argumentar que el Cooperativismo puede hacer una contribución
importante al desarrollo. Podría ser útil enfocar el tema desde el
punto de vista de lo que podamos entender por un “desarrollo
alternativo”,
perspectiva en la cual ha de repensarse –en mi opinión- el
problema del aporte potencial del Cooperativismo al desarrollo.
En
términos de desarrollo alternativo, la interrogante sobre el aporte
del Cooperativismo engloba dos de los temas más
debatidos: el específico de la contribución que pueda hacer al
desarrollo, y el de sus potencialidades de inserción en un proceso
de cambio y transformación en la perspectiva de una sociedad
distinta, de una nueva civilización. Así planteado, el tema es demasiado amplio, pues no puede
ser tratado sin introducir conceptos teóricos nuevos, al nivel de la
ciencia económica, de la concepción del desarrollo, del proyecto
democrático, de la transformación civilizatoria.
Pero
una tribuna como ésta puede
ser un buen lugar para abrir reflexión, diálogo y debate (y así, de paso, recuperar un
poco el sentido de una búsqueda intersubjetiva, que
lamentablemente se ha venido olvidando y perdiendo). Entonces, voy a proponer algunas afirmaciones duras
y conflictivas; pero debo antes precisar el punto de vista desde el
que las hago, pues el Cooperativismo ha sido tan golpeado y criticado
en estos años por sus adversarios, que los cooperativistas han
debido justamente cerrar filas en su defensa y en su reafirmación.
Debo
precisar entonces que me cuento entre los que aman el Cooperativismo,
la autogestión y otras formas de economía solidaria; soy de los que
tienen fe en sus realizaciones, en sus valores y en sus
potencialidades; y mantengo viva la esperanza en su desarrollo y en
el despliegue de todas sus virtualidades latentes, en beneficio del
hombre y de la comunidad.
Planteo,
pues, algunas constataciones e interrogantes, que son las mismas con
las que comencé mis estudios y elaboraciones sobre estos temas hace cuarenta años.
A
nivel del fenómeno cooperativo en general, la constatación crítica
es que, no obstante el desarrollo efectivamente alcanzado en todo el
mundo, el Cooperativismo ha manifestado límites y crisis en su
crecimiento, y no ha llegado a imponerse como sujeto histórico
dotado de efectiva capacidad de dirección de los cambios económicos
y políticos. Y no obstante sus altos valores morales y el elevado
consenso social que ha logrado como sujeto real de acción económica,
social y cultural, el Cooperativismo se ha mantenido en un plano
subordinado respecto a las grandes tendencias tanto del mercado como
de la cultura y la acción social transformadora.
Al
nivel de las unidades o empresas cooperativas, también se
manifiestan algunas debilidades y flaquezas que les dificultan su
crecimiento en un contexto de competencia con las empresas de tipo
capitalista. Hay ciertos problemas recurrentes: una insuficiencia
crónica de capitales propios, junto a dificultades para conseguir
financiamientos crediticios; un escaso dinamismo comercial;
insuficiente movilidad de algunos factores productivos, y en
particular del factor trabajo; retardo en la asimilación de
innovaciones tecnológicas; problemas de gestión, en términos de
asegurar la real participación de sus integrantes, y de alcanzar al
mismo tiempo la adopción de decisiones eficientes y oportunas (en
tiempo útil) equilibrando las exigencias de seguridad y conservación
con las necesidades de riesgo e innovación.
Dificultades
aparecen también en las organizaciones de segundo y tercer grado,
esto es, en el proceso de integración entre Cooperativas al nivel de
la formación de un movimiento y de un sector económico-social
cooperativo. Aquí las dificultades se refieren principalmente a la
fijación de políticas generales que sean al mismo tiempo concretas;
o sea, que incidan en el desarrollo de la cooperación en su
conjunto, beneficiando también a cada una de las unidades
organizadas. En tal sentido, tienden a generarse confusiones entre
las funciones de representación y aquéllas de coordinación
operacional para actividades económicas conjuntas.
Todos
estos son problemas serios, que debemos reconocer como reales y
actuales. Estoy convencido, además, de que los cooperativistas los
conocen muy bien por experiencia directa, y que a menudo los
reconocen en sus instancias propias de reflexión y evaluación. Pero
tales conocimiento y reconocimiento suelen hacerse en “tono menor”,
atribuyéndose las causas a obstáculos externos o a deficiencias
organizativas de tipo práctico, muchas veces puestas en relación
con limitaciones humanas o con un escaso desarrollo de la conciencia
y de la ética cooperativista. Pero no se pone suficientemente el
análisis en problemas de naturaleza más estructural, al nivel de la
lógica operacional interna de las organizaciones cooperativas como
tales en la forma en que históricamente se ha sedimentado y
consolidado su práctica.
Lo
anterior, puede expresarse de otro modo, diciendo que es tan fuerte y
profunda la valoración que se hace del Cooperativismo como
alternativa económica válida y superior, que la observación y el
análisis de las insuficiencias que manifiesta empíricamente no
llega al nivel de suscitar un cuestionamiento más de fondo a su
teoría y a su práctica.
Pues
bien, si pensamos el tema del desarrollo desde una perspectiva
alternativa, que lo concibe centrado en el hombre y en la comunidad,
como potenciamiento de las capacidades individuales y comunitarias
para el mejoramiento de la calidad de vida y para la satisfacción de
las necesidades humanas en su integridad, no cabe duda que el
Cooperativismo es una forma económica más eficiente que otras. En
efecto, las formas capitalista y estatista podrán ser capaces de
producir mayor cantidad de bienes materiales, pero generan agudos
problemas de exclusión y subordinación, y son altamente
deficitarias en términos de justicia o de libertad, lo que en
definitiva significa un escaso desarrollo si lo entendemos del modo
integral indicado.
Pero
esto no justifica las insuficiencias y limitaciones propias del
Cooperativismo. Mi hipótesis –que he venido desenvolviendo a lo
largo de sucesivas investigaciones y estudios– es que el
Cooperativismo puede desplegar una renovada eficiencia económica y
nuevas fuerzas propias de respuesta a la crisis económico-social
contemporánea, y hacer un aporte sustancial a un proceso de
transformación histórica de la sociedad; pero ello supone enfrentar
–en la teoría y en la práctica– sus insuficiencias y limitaciones
en los tres niveles que señalamos.
Todo
indica que el Cooperativismo tiene energías internas capaces de
llevarlo a superar sus problemas y limitaciones por la vía de una
renovación tanto organizativa como intelectual; renovación que no
implica abandonar ninguno de sus contenidos y formas esenciales
constitutivos, sino por el contrario alcanzar un más coherente
despliegue de su propia racionalidad económica,
al nivel de empresa, de sector y de proyecto de transformación.
Pienso que los desafíos principales son:
* Repensar
la empresa cooperativa,
en vistas de alcanzar un modo de operación más eficiente, no sólo
manteniendo, sino incrementando aún la coherencia con los
fundamentos esenciales de la cooperación, a saber, el carácter
dirigente y central del trabajo, la gestión participativa y
autogestionaria, las relaciones internas de solidaridad y comunidad.
* Repensar
las articulaciones entre
todas las unidades que componen el sector cooperativo, de modo de
alcanzar formas superiores de coordinación e integración,
profundizando también aquí la coherencia con el modo de ser, de
relacionarse y de actuar inherente a las empresas cooperativas,
respecto de los cuales toda instancia de coordinación y
representación debe entenderse como una prolongación o ampliación.
* Repensar
el proyecto cooperativo
global y las perspectivas transformadoras del movimiento, habida
cuenta de las nuevas condiciones de crisis existentes en la sociedad
así como los deferentes desarrollos alternativos emergentes en los
niveles tecnológico, organizativo, social y cultural.
Luis
Razeto M.
Para
profundizar el tema recomiendo el libro EMPRESAS
COOPERATIVAS Y ECONOMÍA DE MERCADO, de Luis Razeto, que puede obtenerse aquí: www.amazon.com/dp/154985609X
Excelente reflexión, muy importante para darle comienzo a una profunda reflexión al sector....
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